Cuando senti que ya nada importaba, decidi correr. Lejos de todo. De todos mejor dicho. Corria sin cansarme, corria sin moverme. ¿Hacia donde? No lo sabia entonces y tampoco lo se ahora. Creo que todos tenemos un lugar a donde ir en esos momentos. Un lugar que nos hace feliz, aunque no exista realmente. Un lugar que nos hace total y completamente libres. Cada vez que quiero irme de este lugar, busco en mi mente, la llave preciada que me lleve a ese lugar. Puede ser una cancion, una palabra, un libro o una vieja carta. Cada quien tendra una llave distinta, incluso yo tengo muchas. Lo importante es que con ella en mi poder, no necesito mas nada. Simplemente la libertad me invade y todo lo demas poco a poco deja de importar...
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