Con el tiempo aprendi a disfrutar la lluvia. Ese aroma fresco que nos avisa el diluviar, cambiaba incluso la forma en que veiamos las cosas. Asi como el cielo gris cubria nuestros sueños de polvo, las suaves gotas de lluvia acariciaban nuestras sonrisas. Felicidad flotaba en el aire, asi como el amor y ese deseo de que fuera eterno. La fresca brisa que acaria nuestra alma, nos deja ver todo mas alla del horizonte. Armonia intacta que deslumbra nuestros ojos, que bailan al son de la llovizna. Lagrimas eternas, caen lentamente de nuestras mejillas, deteniendo el tiempo. Y asi, sin aviso ni gloria, la tormenta se retira.
Dando comienzo a un nuevo dia, lejos de vos, lejos de mi mismo.
Con la certeza de que, mañana, quizas, sea diferente.
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